22/2/12

Mi sueño realidad.

Hoy es una de esas noches, una de las muchas en las que pienso que merece la pena, que hay que intentarlo, no existen verdaderas razones para no hacerlo. Tengo la oportunidad, la opción de conseguirlo, de cruzar la meta, de demostrar que, con empeño, todo es posible. Dentro de mis planes no entrar el desistir sino el morir combatiendo.
Cuando escribo suelo utilizar la tercera persona, nunca hago de protagonista de mis entradas, no me adentro entre las líneas de mis relatos, por mucho que me identifique. Pero esta vez sí lo voy a hacer, en esta ocasión me declaro culpable y por una razón muy fácil de comprender: ahora la que escribe no soy yo, es la pasión que me invade, mi mano es tan solo una mera intérprete de lo que dictan estas ganas de luchar, de vencer. El camino es largo, nadie me informó de lo contrario, pero ya he recorrido la mitad y cada vez veo la meta más cercana. En este preciso instante lo que me invade no es mi yo interior, más bien una fuerza procedente de algún lugar de mi interior que me esclaviza a esta actividad, a este deporte, a este arte marcial, el TAEKWONDO, mi sueño y mi vida. Al ver escrito ese nombre sobre esta hoja sin vida, de pronto, esta deja de carecer de significado e, inmediatamente, la emoción se apodera del cuerpo frágil, el mío. Toma forma un impulso al que me veo obligada a obedecer, las ansias por pisar un tatami. Y, en cuestión de segundos, allí estoy gracias a mi imaginación. Me veo a mi yo surrealista desembocando el actual arrecife de sentimientos patada tras patada. Cada vez que rozo con el pie el peto del contrario, mi alma rebosa de adrenalina, una adrenalina que me hace sonreír día tras día, que me proporciona la felicidad.


Sentada sobre mi cama observo el ligero moratón oscurecido sobre el empeine del pie izquierdo y, efectivamente, ahí está. Me lo hice combatiendo el sábado durante el entrenamiento. Ahora todo cuadra, me doy cuenta, no es mi imaginación, es mi realidad. Estabada donde me apetecía y el pensar que en menos de 24 horas volveré a sentime segura con el dobok puesto hace que duerma tranquila, que poco a poco vaya cerrando los ojos hasta que me duermo, soñando lo que hoy sé que es mi vida.

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